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jueves, 25 de abril de 2013

Emulsión hidratante para las manos

Las manos dicen mucho de nosotros, son una tarjeta de presentación y son como un libro abierto a lo largo de nuestra vida.


Estas son unas manos trabajadas y trabajadoras, de una vida dura, sencilla, expuestas al sol y el agua casi siempre fría. Unas manos que trabajaron la tierra y jamás conocieron un guante y poca crema, pero ahí están descansando en un regazo que ya vivió lo suyo y en el que tuvimos consuelo más de una generación.
Este es un pequeño homenaje a unas manos que conocí muy bien, que me dieron más de una caricia, son las manos de mi abuela. Arrugadas y con las huellas de una larga vida…. Pero no os podéis imaginar como era la piel del resto del cuerpo que nunca le dio el sol ni la intemperie, murió con 96 años y su piel parecía la de un recién nacido, algo reseca, porque era de las que no perdían el tiempo en “unturas” como decía ella. No había manera de que se diese una crema. Y ahora va la nieta y le sale “potinguera”….

Siempre he tenido el problema de las manos secas y como cardos. Las puntas de los dedos se me ponen como papel de lija. Y las uñas no había manera de tenerlas un poco largas e igualadas, siempre estaba la oportuna que se rompía, así que hace 3 años decidí ponerme las de porcelana que he llevado hasta hace poco que me cansé. Daba gusto ver esas uñas. Ahora que me las quite decidí ponerle remedio a estas uñas quebradizas y a mis manos, más bien los dedos, de lija...
La verdad es que pensé que al quitar la porcelana las uñas estarían peor, pero no, un poco quebradizas pero no más de lo que las tenía antes. Sabía que el aceite de ricino es un remedio desde siempre para las uñas y las pestañas, y en el santo foro de mendrulandia, no recuerdo quien utilizaba el aceite de ricino con cola de caballo, así que manos a la obra, un oleato concentrado y aquí está la emulsión.


Es un linimento oleocalcáreo, que aunque en un principio parece muy aceitoso, me encanta como deja las manos, no hace falta utilizar mucha cantidad, es mejor extender y masajear, también las uñas, y si es necesario repetir, a no echar mucho y que no absorba todo, siempre se puede retirar el exceso con papel.
Esto no es milagroso y como en casi todo tratamiento natural la constancia y paciencia es primordial, pero ya noto las uñas menos quebradizas y ya no se me rompen tanto.
Y en cuanto a piel de las manos, da gusto como las deja, parece terciopelo. En cuanto las mojo, y si estás cocinando es muy a menudo,  se me resecan una barbaridad, se levantan pieles, se agrietan los dedos... y para eso va fantástico, además tiene un aroma estupendo.

El linimento oleocaláreo, también llamado "aceite de nieve" tiene sus orígenes en la Edad Media. Desde siempre se ha utilizado como remedio en las quemaduras. Es una mezcla a partes iguales de agua de cal y aceite, tradicionalmente aceite de oliva.
Los linimentos oleocalcáreos tienen múltiples usos, desde la simple hidratación de la piel, tratamiento de las quemaduras por excelencia, la limpieza y tratamiento de las irritaciones del culete de los bebés, leche limpiadora, para los encamados y escaras, eccemas, irritaciones... tengo uno que incluso me evitó un herpe labial (todavía no me lo creo). Todo depende de la combinación de aceites.
El agua de cal reacciona con el aceite y se obtiene una emulsión grasa muy suave, ideal para pieles sensibles y que deja una película protectora sobre la piel.


Ingredientes: Aceites de oliva, almendras, sésamo, oleato de cola de caballo en ricino, agua de cal, cera de abejas, aa.ee. lavanda y fragancia de muguet.