Tiempo de catarros, gripes, resfriados, congestión.... un sinfín de problemas que nos amargan el día a día. Ya es bastante molesto por el día, pero irse a dormir e intentar descansar, a veces se convierte en un suplicio.
En el mercado hay bálsamos para la congestión, pero utilizan como base vaselina y parafina, derivados del petróleo que no me dan ninguna confianza. Los he usado poco la verdad y hace años, pero después de probar los que hago, sin comparación. Los aceites son naturales por lo que la piel los absorbe sin problema. Varias personas me han comentado que los comerciales los aplican y se les queda como pegotes porque su piel no los absorbe y además manchan. No se sí ya son manías, pero no me gusta ni siquiera el tacto.
He hecho varios bálsamos dependiendo de la edad y para lo que se quiera. No es lo mismo para un niño de 1 año, de 7 o para un adulto.
En esta ocasión este bálsamo es para adultos, es una variante de uno que tiene AZ, lo he adaptado (en realidad son 15 esenciales) y la verdad es que va bastante bien. Lleva una cantidad considerable de aceites esenciales por lo que no es recomendable para niños menores de 12 años, aunque se lo he aplicado a mi hijo en un par de ocasiones y le alivió bastante la tos. Consiguió pasar la noche sin toser.
El aceite base es el de sésamo y las mantecas de cacao y karité, que además de absorberse muy bien lo que ayuda a la aplicación de los esenciales, no lleva cera de abeja, conserva una textura dura y se funde fenomenal en la piel.
Los aceites esenciales son antisépticos, expectorantes, calmantes y ayudan a reforzar las defensas.
Son: cajeput, cedro, limón, clavo, ciprés, eucalipto, lavanda, menta, árbol de té, romero, alcanfor, ravintsara, salvia, tomillo y naouli.