La verdad es que necesitaba
estos días de vacaciones, desconectar del trabajo y dedicarme a otras cosas y
algún rato a no hacer nada. Cambiar de
aires, aunque esta primavera no nos está dando tregua y nos amenaza cada dos
por tres con lluvia. Puede arruinarnos
un paseo, pero nos acomodamos en el sofá al calorcito de la chimenea y a
disfrutar de un buen libro o a acolchar la última labor entre manos, o una
siesta que nos recarga las pilas.
Los más madrugadores del jardín,
los crotos
Labor esperando su acolchado
Esta es la manta ideal para
enroscarse para la siesta. La acabé este verano y no había tenido muchas
oportunidades de usarla. Al peque le encanta.
Un paseo por el bosque, parece
otoño, todavía está todo lleno de hojas y no han brotado las flores, aquí todo
viene un poco más retrasado, pero vale la pena. Hay lugares donde hay nieve.
Y hay agua por todas partes.
Las vistas desde la ventana
Rincones
de paz y tranquilidad, mucha tranquilidad
Y después del paseo…al calor del
hogar.
Para muchos sería un
aburrimiento, pero la verdad no echo de menos ni los coches ni las
aglomeraciones de gente, ni tener que madrugar para ir a trabajar, ni horarios
establecidos, aquí llego, me quito el reloj y a ¡vivir!!!
¡Pero se acabó!!!!