Todavía está el campo llena de ellas. Es un flor que alegra los campos con su tono violáceo y ha sido utilizada tradicionalmente como antiinfeccioso y para el cuidado de pieles sensibles, irritadas y con problemas, picaduras de insectos y para el cuidado de los ojos.
Con un alto porcentaje de mucílagos proporciona hidratación y suavidad a la piel. También contiene flavonoides, antocianinas y taninos que son anti-radicales libres y ayudan a la microcirculación.
Tiene un gran poder calmante de las pieles sensibles y delicadas lo que la hace ideal para el cuidado de la piel de los bebés y niños, así como en pieles agrietadas y con heridas leves.
Así que partiendo de la base de la malva he creado esta crema para tratar la piel seca y sensible, ideal para la piel de los peques y que se puede aplicar también en el rostro.
Calma, nutre y restaura la piel y en este caso apenas sin aroma, solamente le he añadido un poco de musk.
Contiene manteca de karité, ideal para la piel seca y deshidratada, aceite de germen de trigo, emoliente y protectora y con propiedades antioxidantes y un oleato de caléndula y manzanilla en aceite de oliva, que me encanta, ya he comentado que la caléndula para mí es oro puro para la piel.
También contiene caléndula y manzanilla la fase acuosa que contiene.
Y por supuesto extracto de malva con todas sus propiedades.
Se puede prescindir del aroma si es para bebés o la piel está muy irritada.
Una crema suave, que penetra muy bien, sin sensación grasa y que deja la piel suave e hidratada.
Ingredientes: manteca de karité, germen de trigo, oleato de caléndula y manzanilla en aceite de oliva, infusión de manzanilla, cera nª 3, conservante y aroma si se desea.