En numerosas ocasiones por diferentes causas (cambios hormonales, alimentación, estrés...) retenemos líquidos y el rostro es una de las partes en las que más se nota. Y no siempre es solo en las bolsas y contorno de los ojos.
Esta crema está formulada para ayudar a desinflamar y mejorar la microcirculación de la piel del rostro, por lo que he elegido ingredientes con esas propiedades.
En la fase oleosa tres aceites: arroz, cártamo y andiroba.
El aceite de arroz además de ser un potente antioxidante activa la microcirculación y al ser rico en fitoesteroles es calmante. Es un aceite que me gusta muchos para las cremas faciales.
El aceite de cártamo no se utilizó en cosmética hasta mediados del siglo XX. Es rico en vitamina K, evitando el enrojecimiento y las manchas de la piel. También es un potente antioxidante.
El aceite de andiroba aunque no se suele utilizar para faciales, lo he querido probar. Tiene propiedades antiinflamatorias, drena los edemas y es fundamental en tratamientos de infecciones de la piel.
En la fase acuosa hidrolato de aciano, descongestionante, tonificante y calmante, propiedades que comparte con la manzanilla de la que he hecho una infusión, a falta del hidrolato.
Los activos, como no, extracto de vid roja y extracto de ruscus, antiinflamatorios, drenantes y activan la circulación.
Los aceites esenciales que he utilizado también comparten esas propiedades: ciprés, hinojo, pomelo y sándalo, en poca proporción pero ahí están.
Tiene un tacto suave y nada graso con un ligero aroma dulce del hinojo.
Puede ser una estupenda crema de noche que ayuda a amanecer con una cara hidratada y sin rastro de bolsas ni hinchazones. Un buen lavado con un jabón natural y agua fría y lista para afrontar el día.