Aunque suene a postre no lo es... no se come, pero tentaciones dan. Tiene textura de mousse, esponjosa y suave y huele de maravilla, un aroma fresco y delicado.
He repetido con manteca de karité, que me encanta, y aceite de almendras, que nutren la piel, dejándola muy suave y para aportar hidratación y reparar la piel urea, así la utilizo de crema de manos y corporal.
Se absorbe muy bien y no queda grasa y el tacto de la piel después de aplicarla es suave y aterciopelado.
Con agua de rosas, infusión de té verde, caléndula, rosas y capuchina, que calman las irritaciones, rojeces y tonifican la piel.
El té verde, naranja e ylang-ylang le dan el toque olfativo.
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El té verde tiene múltiples propiedades beneficiosas para nuestra piel, tanto si lo ingerimos como si lo utilizamos de forma externa. Contiene:
- Polifenoles, uno de ellos la catequina es un poderoso antioxidante, por lo que nos ayuda a retrasar el envejecimiento de nuestra piel.
- Alcaloides, cafeína y teína que son de gran ayuda en la eliminación de grasas.
- Vitaminas: A, B2 y C.
- Ácidos: ascórbico, cafeico, nicótico y salicílico.
- Aminoácidos: destacan la arginina, glicina, histidina, niacina, serina, teanina, triptófano y lavina.
- Minerales: calcio, cobre, cromo,flúor, fósforo, hierro, magnesio, potasio, sodio y zinc, entre otros.
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Ayuda a conservar la humedad y frescura de la piel. Alivia los efectos producidos por una prolongada exposición al sol, reduce la inflamación y es un poderoso astringente.