Me he acostumbrado tanto al aceite después del baño que tenía olvidadas las cremas corporales. Pero ya era hora de cambiar y probar cosas nuevas. Esta vez una leche corporal fluida y de fácil absorción.
No le hice foto porque he reciclado un bote de una crema comercial que no tiene nada que ver y como que no...
La base son el aceite de avellana, oleato de oliva y caléndula y germen de trigo.
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Hasta hace muy poco no había utilizado el aceite de avellana y la verdad es que me gusta mucho. Es un aceite de tacto seco, penetrante y con propiedades curativas y protectoras de la piel, además de equilibrar la producción de grasa. Es muy rico en vitaminas A y E, minerales como el magnesio, calcio y potasio y aporta aminoácidos esenciales.
El oleato de oliva y caléndula ya lo he convertido en un clásico, lo utilizo mucho en las corporales y aceites. Me encanta, las propiedades de la cándelula son una maravilla como uno de sus nombres indica.
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El aceite de germen de trigo es emoliente, nutritiva, regenerante y favorece la eliminación de células muertas.
El resto de ingredientes: infusión de tila y manzanilla, calmantes, glicerina, emoliente e hidratante, urea y le añadí Fucocert de AZ, un polisacárido aniótico, que contiene azúcares que se encuentran de manera natural en la piel, con propiedades calmantes, antienvejecimiento y proporcionan suavidad a las cremas. Lo había probado en una facial y me encanto, así que he repetido.
Ha quedado ligera, suave y absorbe rápidamente sin ninguna sensación grasa. Tiene mi aprobado.