Ya que me
hago mis jabones y demás potingues, también me decidí con el champú. Más que
para mí lo quería para mi hijo. Como ya he dicho en otras ocasiones, ver la lista de ingredientes de champús y otros cosméticos me pone los pelos como escarpias.
Le gusta el pelo largo, el problema es lo mucho
que suda, que parece un pollín después de una tormenta, pero durante el invierno hasta la primavera que empieza a hacer calor,
puede llevarlo más largo, además su pelo no da problemas: caspa, eccema, irritaciones….,
quería algo sencillo, lavar y listo. No he probado a hacer champú sólido, creo
que encontrar uno que de buen resultado es complicado, además tenía idea de
usarlo yo también y al tener el pelo teñido, un problema más, la sosa y el
tinte no se llevan bien. Y tampoco tenía muchas ganas de experimentos. Encontré
una fórmula, gracias Marisa (de
mendrulandia), sencilla y la verdad que eficaz, estoy encantada con ella. Deja
el pelo limpio, con brillo y suave. Al niño que ha tenido el pelo largo no se enreda y no tengo problemas al peinárselo. Mi pelo tiende a graso y tenía que lavarme
el pelo muy a menudo, cosa que no me gusta, porque entre más lo lavas, más se
ensucia, ahora me aguanta más tiempo limpio.
También lo ha probado mi madre y no se ha quejado, al contrario, dice que nota hasta más
volumen y que domina mejor el pelo.
Es un
champú líquido, con avena, caléndula, salvia, romero, aa.ee. de lavanda, árbol
de té y romero. Y puede admitir más variantes, este otoño cuando sea tiempo de
nueces pienso probar una variedad con sus pericarpios (la corteza verde que rodea a las nueces) ya que
mi pelo es negro y le ayudará con el color.
La avena
por sus propiedades emolientes, suavizantes, calmantes y además absorbe la
suciedad y los residuos celulares. Regula el ph de la piel. Además de las
abundantes sales minerales y oliegoelementos que contiene como el fósforo,
cinz, manganeso, hierro, cobre, selenio, sílice…, además de vitaminas como la
E, A y del grupo B y grasas como el ácido linoleico, oleico, palmítico y
esteárico.
La
caléndula, bendita flor, calma las irritaciones de la piel, es cicatrizante, con
propiedades antibacterianas y antiviricas, astringente y antiséptica.
La salvia
también tiene múltiples propiedades, ya en la antigüedad se utilizaba para
la curación y cicatrización de las
heridas. Es rica en antioxidantes, antiséptica, relajante, ayuda a evitar la
caspa y aporta vigor y brillo al pelo. Un efecto curioso de la salvia es que
disminuye los niveles de sudoración y por tanto el mal olor corporal, con un
consumo regular.
El romero
es un aliado ideal del cabello, fortalece su crecimiento ya que estimula la
circulación sanguínea, también es antifúngicida, antiséptico, antiinflamatorio
y alivia las irritaciones cutáneas, así como un potente antioxidante.
La tegobetaína (Cocamidopropil betaína) es un
detergente anfotérico que posee propiedades espumantes y limpiadoras y es bien
tolerado por la piel. Se obtiene a partir de ácidos grasos de coco (aceite de
coco).
El aceite
esencial de árbol de té es un gran aliado para evitar los piojos, que no está
de más prevenir donde hay niños, que junto con el de lavanda y romero le dan un
aroma a limpio y a campo que me encanta.
Como mi
pelo es teñido y para aportar suavidad sin utilizar ninguna sustancia química
ni ceras que me da la sensación que vuelve a mancharte el pelo, lo aclaro con
vinagre de manzana, elimina la sensación de reseco, desenreda y aporta suavidad y brillo.
Otra opción es añadirle aceite de jojoba, que acondicionará mejor el pelo, pero
la verdad es que hasta ahora no lo he probado, pero todo se andará.
Ingredientes:
tegobetaína, agua, caléndula, avena, salvia, romero, aa.ee. de lavanda, romero
y árbol de té, goma guar.