¿Qué es esto? ¡Prodigio! Mis manos florecen.
Rosas, rosas, rosas a mis dedos crecen.
Mi amante besóme las manos, y en ellas,
¡oh gracia! brotaron rosas como estrellas.
Y voy por la senda voceando el encanto
y de dicha alterno sonrisa con llanto
y bajo el milagro de mi encantamiento
se aroman de rosas las alas del viento.
Juana de Ibarbourou
Y para tener las manos como pétalos de rosas, suaves como el terciopelo o la seda he hecho esta crema. Una combinación de aceites para nutrir e hidratar la piel de las manos, bastante castigadas con el trabajo diario.
Oleato de oliva y caléndula: el aceite de oliva, una joya de aceite que por cercano, a veces no valoramos, nutre en profundidad y junto la caléndula protege, calma, cicatriza y regenera los tejidos. Además en el oleato la utilizo en la fase acuosa en infusión junto a la manzanilla.
Aceite de almendras dulces: rica en vitaminas A y E, sales minerales, ácidos grasos oleicos y linoleico, se absorbe facilmente dejando la piel suave y tersa. Además es antiinflamatoria y calma las irritaciones, además de estimular la producción de colágeno y elastina, retrasando el envejecimiento de la piel de las manos y la aparición de manchas.
Oleato de ricino y cola de caballo: el aceite de ricino ayuda a la prevención de la aparición de manchas, elimina las impurezas de la piel y es excelente para fortalecer las uñas lo que se potencia con la combinación con cola de caballo, que aporta minerales y también es cicactrizante.
A todo esto le añado urea y proteína de seda, que ayudan a mantener la hidratación por su capacidad de mantener la humedad en la piel.
El aceite esencial de bergamota y el aroma de té verde le dan el toque final, dejando las manos suaves y cuidadas y un ligero aroma muy fresco.
Tiene una textura ligera, de leche, se extiende y se absorbe muy bien, no deja la piel ni pegajosa ni con restos.