Eco y Narciso, pintura de John W. Waterhouse
Cuenta la mitología que Narciso era un joven muy hermoso. Las doncellas se enamoraban de él, pero las rechazaba. Una de ellas, herida por su amor, era la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Eco fue, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor. Un día cuando él caminaba por el bosque, acabó separándose de sus compañeros. Cuando él pregunto: "¿Hay alguien aquí?" Ella respondió: "Aquí, aquí". Incapaz de verla oculta entre los árboles, Narciso le gritó: "¡Ven!". Después de responder "Ven", Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso, cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que Eco desolada, se ocultó en un cueva donde se consumió hasta que solo quedo su voz. Para castigar a Narciso, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. Contemplando su imagen absorto, incapaz de apartar la vista acabó arrojándose a las aguas. En el lugar donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor que hizo honor al nombre y a la memoria de Narciso.
Fuente: Internet
Y en su memoria se llenan los prados de esta hermosa flor. En la zona de Riaño, en el norte de León, se les llama capilotes. Ahora están en plena floración. No pude hacer fotos a los prados porque ha nevado durante todo el fin de semana. Pude coger un ramillete.
Si tenéis oportunidad de ver los prados cuajados de estas flores amarillas no la dejéis pasar. Visitar esta zona de León, junto a los Picos de Europa.
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