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jueves, 21 de noviembre de 2019

Crema y Tónico de Agua de Mar

Tenía un poco abandonado el blog porque no había innovado mucho y he estado centrada en otras cosas, entre ellas la costura que es otra de mis pasiones. Tan centrada, tan centrada que me había quedado sin tónico (quien me lo iba a decir yo que lo aborrecía) y no me he puesto ha hacerme una crema hasta que he dejado el tarro de la anterior brillante de tanto pasarle el dedo y apurar, así que no me ha quedado más remedio.


La que había usado durante todo el verano tenía óxido de zinc y era más densa y me apetecía una ligera. Además tenía ganas de probar el agua de mar que había comprado y no había usado.
La base de aceites son: algodón, argán y jojoba. El aceite de algodón es muy emoliente, tiene un tacto seco, es calmante y ayuda a la regeneración celular. Y de los otros aceites que os voy a decir, son maravillosos y para mí básicos para el cuidado de la piel del rostro.
He sustituido un porcentaje del hidrolato de rosas por agua de mar. Este agua esta cargada de minerales y tiene propiedades remineralizantes y regenerativas que nutren la piel. Y es muy buena para problemas en la piel como el acné, eccemas, psoriasis, dermatitis y caspa.
Además complemente con extracto de amapola, coenzima Q10 y los aceites esenciales de palo rosa, fragonia e incienso.


Nunca me gustaron los tónicos comerciales ni las leches limpiadores, pero vueltas que da la vida. Con los tónicos me daba la sensación de estar echándome alcohol y que me quedaba la piel acartonada. Durante años deje de utilizarlos hasta que los he hecho yo me me parecen básicos. Me encanta la leche virginal de la que hay múltiples versiones y esta es una más. He combinado agua de mar, hidrolato de lavanda y agua de rosas, esta vez sustituí el aceite de jojoba por aceite de argán, tintura de benjuí, que aunque a veces se precipita me gusta y aceites esenciales de lavanda y geranio. Aunque se pueda pensar que al llegar el agua de mar podría resecar la piel, la verdad es que no lo he notado. Quizá no sea tan emoliente como otras leches virginales que he hecho pero la sensación de tirantez no la he tenido.
Aunque he leído en muchos artículos que los dermatólogos no recomiendan lavar el rostro con agua y jabón, creo que como todo depende de cada piel y cada uno debe buscar lo que mejor le venga a la suya y por supuesto depende del tipo de jabón, no hay comparación entre uno comercial y uno artesano bueno, yo no puedo pasar sin lavarme la cara con jabón y agua. Mi piel no es muy exquisita y después de usar la limpiadora para desmaquillar los ojos (no suelo maquillarme más) me gusta utilizar un jabón. Me da una sensación de limpieza total y como son de mis jabones la piel no queda ni reseca ni tirante. Después utilizo el tónico y por último la crema. La piel queda sedosa, nutrida e hidratada, lista para el día a día.
Ya se, ya se, el desmaquillaje y limpieza debería ser al final del día, pero soy muy perezosa y consejos vendo que para mi no tengo....


miércoles, 16 de enero de 2019

Crema Facial Sangre de Dragón

Pata de cabra y melena de león. Con ese nombre tan evocador y brujeril vuelvo a las andadas. Tenía ganas de probar la sangre de dragón con la que formulé una crema para mi amiga Rosa, que ella si la tenía y quería probarlo. Después se me olvidó, pero en uno de los último pedidos me acorde y aquí lo tengo.
A pesar de ese nombre tan rimbombante y de aparecer en la etiqueta que le he hecho no tiene nada que ver con los dragones de cuentos y leyendas.


Es la resina o látex del Croton lechleri, un árbol nativo de América del Sur. Este látex espeso y rojo tiene propiedades medicinales. Es muy utilizado por la población indígena y uno de sus usos es como vendaje líquido, aplicado para sellar heridas. También se conocen sus propiedades antioxidantes y regenerantes, lo que ayuda a la reparación de la piel gracias a compuestos como la taspina. Estimula la síntesis de colágeno, restaura la piel madura. Es una estupenda ayuda en reducir la aparición de estrias.
En este caso lo he utilizado en un crema facial. He unido tres aceites que me gustan mucho para el rostro: jojoba, aguacate y algodón, poderosos antioxidantes, ayudan a las pieles maduras a mantener la elasticidad y el tono. 
Hidrolato de lavanda, que me gusta enriquecer la parte acuosa de la crema y la lavanda va genial. Además de la sangre de dragón la he añadido ácido hialurónico.
En esta ocasión los emulsionantes han sido el MF y VE que dan una textura rica y suave a la crema.
Un toque de aceite esencial de fragonia le da el aroma y sus ricas propiedades.